29/3/13

Marina es una aficionada a la lectura y un día salió a la calle con un libro en la mano. Supongo que el libro estaba interesante, porque no apartaba la vista de las letras.
Entonces, ella que iba tan metida en su libro, chocó contra una farola y se dio tal golpe que rebotó y casi se cae al suelo.
Creo que pasó algo de vergüenza porque desde ese momento no volvió a leer por la calle.

28/3/13

El semáforo rebelde ۩

Marina tenía unos 9 años, e iba por la calle con sus padres, algo normal.
Iban a cruzar la carretera, y el semáforo era de esos que hay que darle al botón para que se ponga en verde.
Marina presionó el botón y esperó.

Siguió esperando, esperando, esperando... Y el semáforo seguía en rojo.
Ella, una impaciente a esa edad, se puso a hablarle al semáforo (también muy normal).
   -Perdona, ¿te cambias de color al verde de una vez?
Lo normal es que no le respondiese, y no lo hizo, claramente.
  -Pero venga ¡cámbiate!
Silencio total.
   -¡Qué quiero cruzar! -se relajó un poco cuando vio que por fin se ponía en naranja para pasar al verde -Gracias. -sonrió y cuando se puso en verde, cruzó con sus padres tan tranquilamente la carretera.

25/3/13

¡Plaf en la cara!

La semana pasada en mi colegio fue un poco especial, tuvimos las jornadas culturales donde solemos hacer talleres, ver pelis o cualquier cosa que no sea estudiar.
El primer día de las jornadas culturales mi curso fue al Madrid Cervantino, donde nos explicaron la vida de muchos autores. Bueno, pues para llegar allí tuvimos que coger el metro.
Yo iba con mi amiga Teresa, y Marina estaba como siempre, pululando por ahí.
Entonces se le acercó Vicente, y con rencor (pues Marina le fastidia la vida en cuanto puede con los gatos, ya que adora a ese animal y se pasa el día entero hablando de ellos) la empujó con fuerza. Marina se echó para atrás, y para vengarse le fue a dar un colleja. Levantó la mano por encima de su hombro y entonces sonó un plaf no muy agradable.
Marina se giró, y vio que detrás de ella había un señor con cara de mala uva, ya que la mano de Marina había impactado en la cara de aquel señor.
Ella le pidió disculpas, aunque el señor no tenía pinta de ser muy amable. Marina y Vicente se fueron de allí sin evitar partirse de risa.

24/3/13

La forma del ángel.

Teníamos que hacer un dibujo libre para plástica, y yo decidí hacer un globo. A Marina le gusta mucho dibujar manga, así que decidió dibujar un angelito con los brazos extendidos y las piernas juntas.
Marina no conseguía dibujarla bien del todo. Tuvo una grandísima idea.
Cuando se fue a duchar, se miró al espejo y entonces puso la postura que quería dibujarle al ángel, y consiguió ver por fin como hacerlo.

Más tarde, en el colegio, nos lo contó a María y a mi, y las dos, como para no, nos partimos de risa. Ella se rió con nosotras, pero creo que en el fondo no veía la gracia.
María empezó a fastidiar a Marina con eso: María la llamaba y cuando Marina se giraba para mirarla, ella ponía la pose del ángel y se reía.
Entonces empecé a hacer lo mismo y Marina comenzó a cansarse, pero por lo menos sonreía.

El otro día se lo contamos a Vicente, y ese día él no pudo mirar bien a Marina.
   -Es que no puedo imaginármelo. -decía Vicente.
   -Pues dibújalo, pero ponme una toalla. -dijo  Marina.
Entonces Vicente hizo un dibujo de una chica (Marina), y en vez de ponerle toalla, le puso un cuerpo en forma de plancha, o eso es lo que dijo Vicente.

Ahora, siempre que queremos molestarla, tenemos esa bromita para avergonzarla un poco.

9/3/13

Chupetes voladores.

Marina no tenía más de dos años y todavía iba a la guardería. Solía llevar un chupete con cadena para que no se le cayese. Ella era muy especial en esos tiempos, aunque ahora también lo es pero de diferente manera.
El chupete es importante. Ella cogía el chupete por la cadena y lo hacía girar en el aire para luego lanzarlo hacia Sony, su gato. Sony se asustaba siempre que la veía hacer eso, y creo que desde entonces se alejaba de Marina cuando se preparaba para tirárselo.

Lo mejor de todo no es eso, sino lo que voy a contar a continuación:

Marina, ya acostumbrada a que le dejasen tirar el chupete por los aires; llegó a la guardería un día. Todos los niños estaban tan tranquilos, jugando y divirtiéndose, como cualquier persona a esa edad.
Pero claro, llegó Marina y, ¿qué pasó? Cogió su chupete, lo hizo girar y lo lanzó en dirección a los niños.

Creo que esos niños se cogieron un trauma desde ese día. Así es Marina, muy simpática cuando quiere.

Sus padres, ese día, cuando fueron a recogerla, la cuidadora de la guardería les dijo que había tenido que castigar a Marina por haberles tirado el chupete a sus compañeros. Ellos se rieron, porque sabían perfectamente por que hacía aquella locura.

5/3/13

Sony

Un día Marina me contó una anécdota que había tenido de pequeña.
Para entender la historia, hay que saber que Marina tenía un gato llamado Sony. Empiezo:
Ella tenía X años. Era la hora de bañarse, pero Marina odiaba y odia el baño. Su madre preparó la bañera y cuando acabó, salió del baño. Entonces, Sony, saltó al borde de la bañera y se sentó.
Él estaba tan tranquilo hasta que, de repente, Marina salió de la nada y dijo:

-Sony, hueles mal.

Y acto seguido Marina empujó a Sony y él cayó al agua de la bañera.
Sony, asustado, salió rápidamente de la bañera mientras Marina se partía de risa.